lunes, 10 de enero de 2011

LOS CAMINOS ROMANOS
Las calzadas romanas (via, strata y actus) reseguían Catalunya de Norte a Sur pero también de Levante a Poniente, con caminos secundarios que permitían la comunicación integral del territorio. Las principales vías romanas (la Via Augusta y la Strata Ceretania) no tocaban el Berguedá. Una vía transversal importante atravesaba la comarca, la calzada que iba de Tremp a Empuries. También la ruta que remontando el valle del Llobregat hasta Berga. La falta de ciudades importantes en la época y como consecuencia de noticias históricas hace que la red romana intercontinental sea poco conocida.
La gran cantidad de caminos rurales que aun hoy siguen transitables y otros de perdidos (sobre todo en el Alto Berguedá) no debieron conocer las mejoras de la ingeniería romana.

LOS CAMINOS MEDIEVALES
La red romana comarcal se utiliza durante toda la época medieval, en una red de caminos que comunicaban castillos, monasterios, iglesias, pueblos, lugares, molinos y fargas. Estos caminos permitían únicamente el paso de animales de herradura (así se conocían también por este nombre). Este tipo de camino se conoce como el actus romano. El principal camino medieval es el Cami Ral camino publico por excelencia, patrimonio de la Corona en Catalunya. La ley Camini i Stratae del siglo XII establecía que los caminos públicos eran de la potestad del príncipe, potestad que se extendía en todos sus caminos públicos y sus viajeros, incluidos los caminos que atravesaban territorios de jurisdicción nobiliaria o eclesiástica.
Berga era el centro de comunicaciones más importante del Berguedá. Los viajeros del siglo XVIII y los excursionistas del XIX aun atravesaban la comarca siguiendo los caminos Reales y lod de herradura.
Los caminos medievales más importantes que partían de Berga eran:
El camino Real de Berga a Solsona, que pasando por Avià, L’Espunyola y Sant Feliu de Llueles, llegaba al castillo de Navès y a la iglesia de Joval y que por Vinyat llegaba a Solsona.
El camino Real de Berga a Gosol, pasando por Peguera hacia el coll de Ferrus i la iglesia de Monner, hacia l’Espa y Gosol.
El camino Real de Berga a Sant Llorenç de Morunys, por castellar del Riu y l’Aiguadora.
El camino Real de Berga a Vic, pasando por el castillo de Valldaura hacia la riera de Merles, Prats de Lluçanes y Vic.
El camino Real de Berga a Baga y la Pobla de Lillet, pasando por el Pont del Raventi y el Pont del Far.
El camino de Berga a Ripoll, pasando por Vilada, Borreda, les Llosses y Sant Quirze de Besora.
El camino de Berga a Manresa, siguiendo el valle del Llobregat.
La documentación medieval cita muchos caminos secundarios que atravesaban las vías principales y que comunicaban castillos, monasterios, iglesias, masias, etc. Muchos de estos caminos son complicados de seguir pues muchos de estos lugares están abandonados. La geografía del románico medieval es tan rica que la imaginamos como una tela de araña relacionando todos los puntos del Berguedá.
Un viejo camino medieval procedente de Gosol pasaba cerca de la iglesia de Sant Marti de Saldes y atravesando el rio Gresolet continuaba hasta Sant Sebastia del Sull y llegaba hasta el monasterio de Sant Llorenç prop Baga. Uno de los caminos que mas se citan en la documentación altomedieval es la Strata Cardonensis. En el acta de consagración de la iglesia de de Santa María de Serrateix en el año 977 dice “……. Ipsa strata publica sive Cardonesa…..”, el mismo camino se cita en las consagraciones de las iglesias de Sant Joan de Montardn, Sant Miquel de Viver y Sant Pau de Casserres. El camino tendría que reseguir la riera de Navel, desde Cardona hasta Sant Joan de Montdardn, Puigreig y Casserres en dirección a Berga.
Otros caminos también importantes eran los que reseguían la riera de Merles . En la consagración de Santa Maria de Merles (893) se cita “……. In strata Bergitanense qui pergit ad Osona et usque ad ipsun rivulum..” También el camino que procedente del Llobregat ascendia hasta Gaia hacia Pinos, pasando por el termino del castillo de Merles y reseguía la Serra dels Degollats.
Habia caminos que comunicaban el condado de Berga con su Marca, un corredor muy estrecho que desde el Llobregat (Navas) llegaba al Cardener (Palà) hacia Salo, Vallamanya, Pinòs y les Olugues.
En el alto Berguedá los caminos también relacionaban centros económicos, políticos y religiosos, Ya desde la alta Edad Media se cita un camino que desde Sant Jaume de Frontanya iba a les Planes y a Sant Esteve de la Riba. De este monasterio salían importantes caminos hacia Borreda, la Pobla de Lillet, la riera de Merles, etc.
Otro camino medieval transitado aun en el siglo XIX, es el que iba desde la Pobla de Lillet a Castellar de N’Hug, otros caminos son los que comunicaban Bagá y la Pobla con Gavarrós, Brocá, Riutort, Gliscareny, Vallcebre, etc. Y los más importantes hacia la Cerdanya, pasando por el Coll de Pendis i el Coll de Jou.

LOS CAMINOS Y SU CONSERVACION
Una parte importante de los presupuestos de los pueblos y villas medievales se destinaba a la conservar y acondicionar los caminos, asegurándose asi las comunicaciones económicas y comerciales. Uno de los ejemplos mejor documentados y estudiados de la comarca corresponde a la Villa de Bagá. El Comù de la Vila y los particulares estaban obligados a colaborar en las obras de mantenimiento de los caminos: el año 1415 se hacia una proclama a Bagà: “Ara oyats que us fará de part de la cort, a tutom generalment que cascù en son entuxà aya agut adobar lo cami d’aci a X diez primer vinents, sots pena de XX sous que amor ho’n aura”
El mantenimiento de los caminos de alta montaña obligaba a la vez a unos mantenimientos especiales durante el invierno, concretados en la limpieza de la nieve que impedía el paso de los viajantes y caballerías. Se penalizaba en cualquier época (paz o guerra y también durante las épocas de bandolerismo bajomedievales) estropear los caminos.
Para el mantenimiento de estos caminos había una serie de impuestos generales que dependían de cada jurisdicción, muchas de ellas ligadas a costumbres y usos señoriales, representan un punto muy importante en la fiscalidad nobiliaria bajomedieval. Los impuestos más importantes de la villa de Bagà eran:
L’impost de barra: cobrado por la universidad de la Villa y destinado a la conservación de los caminos. Lo pagaban generalmente los viajantes, aunque muchas veces las universidades establecían concordias por tal de no pagar este impuesto en los respctivos caminos
L’impost de lleuda: parecido al de barra, era cobrado por el señor jurisdiccional. A cambio de este impuesto el señor se obligaba a proteger y asegurar el camino.
L’impost de passatge: que gravaba el paso de todo tipo de ganado y especialmente los rebaños.
UNOS CAMINOS ESPECIALES
A principios del siglo XI y durante la época medieval se produjo un aumento general de la ganadería (especialmente ovejas, vacas y caballos) que obliga a sus propietarios a buscar buenas tierras de pastoreo que aseguren el alimento a sus rebaños. Los grandes centros monásticos practicaban ya desde los primeros años del siglo XI la trashumancia. Debido a la sequedad de las tierras del sur de Tarragona, los grandes monasterios buscaban zonas de pastoreo de verano y escogieron el Alto Berguedá. Las buenas condiciones naturales de abundancia de agua y hierba así como el no muy complicado buen acceso fueron razones de peso. La necesidad de trasladar los rebaños a estas zonas obligó a la construcción de una red de caminos especiales para los rebaños , para que circulasen rápidamente y no destrozaran en exceso los campos de payes, buscando también abundancia de agua y de prados que proporcionasen comida durante el largo viaje. Estos caminos se conocían como carrerades o cabaneres.
Los rebaños de Poblet y Santes Creus llegaban al Alto Berguedá dese la zona de Gaia y el Francolí pasando por Santa Coloma de Queralt, Calaf, Pinós, Su, Cardona, Montmajor, Aviá y Berga. A partir de Berga la carrerada se bifurcaba hacia Castellar de N’Hug y las baronias de Pinos y Mataplana, y otro camino seguía hacia Peguera. Los señores de la comarca fueron muy generosos y concedieron fértiles tierras a los monasterios de Poblet y Santes Creus. Los vizcondes Guillen de Berguedá, Pere de Berga y Ramòn d’Avia concedieron durante el siglo XII zonas de pastoreo en los pertos de Tagast, Campllong y la Vall Fecunda (zona entre los castillos de Blancafort, Espinalbet, Castellar del Riu, Vall de Lord, Saldes y Ensija).
Los molinos solían ser un centro importante de los caminos, tenían una característica singular y definitiva: la fuente de energía del molino medieval era el agua y eso obligaba a acondicionar los caminos que reseguían los ríos y rieras. Los molinos hidráulicos medievales eran harineras y llenaban las orilla de nuestros ríos poco alejados entre si. Asi los molinos también nos permiten conocer caminos medievales. A pie de la riera de Navel se localizan seis molinos, propiedad del monasterio d Santa Maria de Serrateix, se llegaba por la documentada Strata Cardonensis que llevaba a los importantes molinos de Navel, Vilajussana y Can Félix. El Valle de Merles que dividía el condado de Berga con el de Osona desde su confluencia con el Llobregat hasta la zona de su nacimiento, se llenó también de molinos comunicados por un camino que remontaba la riera: moli de Vilarò, de Vilalta, del Raurell, de les Heures, de Boatella, de la Mora, etc.
Al pie del Llobregat había también muchos molinos, algunos ya documentados en el siglo XII, como por ejemplo el molino de Puig-reig; fueron el punto de partida de muchas de las fábricas de rio que se instalaron en el siglo XIX: L’Ametlla de Merola, Cal Riera, Cal Rosal, etc. Estos molinos y por tanto los caminos fueron utilizados hasta el siglo XIX. Los toponimos nos dan también información de su localización: por ejemplo la Rasa dels Molins, de Berga a la Colonia Rosal.
Los caminos medievales estuvieron intactos hasta el siglo XVIII. Una vez acabada la Guerra de Sucesión Felipe V aborda la necesidad urgente de acondicionar los caminos peninsulares y empieza a planificar una nueva red viaria que modificaría el trazado tradicional. Pero esto ya pertenece a la edad moderna.

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